La vaginosis bacteriana es una alteración del ecosistema vaginal caracterizada por una alteración de la microbiota, en la cual se produce una disminución significativa de los lactobacilos y sobrecrecimiento de bacterias anaerobias facultativas y estrictas, entre ellas Gardnerella vaginalis.
La etiología exacta es multifactorial, y se observa una mayor prevalencia en mujeres sexualmente activas.
Los síntomas más frecuentes incluyen secreción vaginal homogénea de color blanco-grisácea, olor fétido (olor a pescado), sin embargo un aspecto importante a tener en cuenta es que aproximadamente el 50 % de las mujeres son asintomáticas, lo cual dificulta el diagnóstico.

Padecer vaginosis durante el curso de un embarazo se asocia con ciertas complicaciones materno fetales: partos prematuros, rotura prematura de membranas, infecciones posparto, infecciones neonatales como neumonía, conjuntivitis. Estas complicaciones sostienen la importancia de una detección temprana a través de los exámenes rutinarios durante el embarazo.
Diagnóstico:
El diagnóstico se establece evaluando las características del flujo y la clínica de la paciente.
Prevención:
- Higiene íntima adecuada: lavado regular con jabón suave y agua, evitando las duchas vaginales y utilizando ropa de algodón.
- Evitar el uso de productos irritantes.
- Tener prácticas sexuales seguras: usar preservativos para reducir el riesgo de infecciones de transmisión sexual que podrían aumentar el riesgo de vaginosis bacteriana.
- Probióticos: algunos estudios sugieren que los suplementos con probióticos podrían ayudar a restaurar el equilibrio bacteriano en la vagina.
Los tratamientos incluyen el uso de antibióticos específicos, se recomienda el tratamiento de las parejas sexuales para reducir riesgos de recurrencia.