El HPV es una de las infecciones de transmisión sexual más prevalente a nivel mundial. Con más de 200 genotipos, se clasifican según su potencial oncogénico en de Alto riesgo oncogénico: son los implicados en desarrollo de cáncer cuello uterino, ano, vulva, vagina, pene y orofaringe: subtipos: 16,18 y otros de Alto Riesgo y de Bajo riesgo oncogénico: asociados al desarrollo de verrugas genitales , como los subtipos 6 y 11.
Transmisión:
Se da principalmente por contacto sexual (vaginal, anal, oral), el uso de preservativo disminuye el riesgo de transmisión pero no la elimina completamente; también se transmite por contacto piel a piel.
Prevención
La vacunación es la estrategia más efectiva. Se recomienda su administración idealmente antes del inicio de la vida sexual y en adultos jóvenes. En personas de mayor edad se considera vacunarse según riesgo individual.
Diagnóstico:

- PAP (Test de Papanicolaou): detecta alteraciones celulares en lesiones de cuello uterino, no al virus directamente sino las consecuencias de la infección. En mujeres se recomienda realizar cada 3 años, se utiliza como tamizaje de rutina.
- Colposcopía: permite detectar alteraciones o lesiones precancerosas en cuello uterino.
- Biopsia de lesiones: se indica para la confirmación histológica.
- Test de HPV / Investigación de genotipos de Alto Riesgo: detección de presencia de material genético del virus por técnicas de Biología Molecular. Es un método con mayor sensibilidad que el PAP, permite detectar infecciones por HPV antes de la aparición de las lesiones y determinar los subtipos de Alto riesgo.
En el caso de los hombres no se realiza tamizaje de rutina para HPV, se indica su estudio en pacientes con lesiones visibles en pene, ano y zona orofaríngea.
Tratamiento:
Orientado de acuerdo al estadío de la infección y tipo de lesión.
El seguimiento post tratamiento es fundamental, dado que el virus puede persistir o reactivarse. Se recomiendan controles periódicos con PAP y/o test de HPV.